El universo tal como lo conocemos está formado por materia, energía y vacío. Este último, el vacío, es el principal elemento presente. Estos infinitos cúmulos de nada, han sido descritos por tradiciones antiguas del pensamiento que nos dan a entender que lo primero que existe es el silencio y que antecede a toda creación, como en el OM budista, la luz oscura en el judaísmo o en el “Silencio Hermanos Míos” de los masones.
La física cuántica nos dice hoy, que aún cuando cualquier cuerpo se llegue a descomponer hasta su última partícula sub-atómica, estaría formado por 99,999 por ciento de vacío y solamente en un 0.001 por ciento de algo que ni siquiera es sólido, pero al menos tiene propiedades medibles. Estos últimos son manojos de energía que se disuelven en el espacio vacío, el cual misteriosamente esta impreso de información. La materia esencial del universo, incluyendo nuestro cuerpo, es No Materia, es decir: no materia pensante. Pero el vacío que existe dentro de cada átomo palpita de inteligencia invisible.
Esta es una energía vibrante. Pero estas vibraciones no se producen al azar y sin significado, pues portan información. Por ejemplo, un grupo es codificado como átomos de hidrógeno, otro como oxigeno, etc. Cada elemento de hecho, tiene su propio código único. Estos códigos abstractos, son patrones de inteligencia que gobiernan el cosmos entero.
Todo esta gobernado por estos patrones de inteligencia, tanto lo expresado en el universo (tal como lo conocemos) como lo inexpresado en el campo cuántico pero presente también en el universo. La física cuántica explica que así como la memoria contiene silenciosamente miles de palabras sin ser pronunciadas, así también el universo, en el campo cuántico, existen presencias inexpresadas.
Son estos patrones de inteligencia lo que definen formas, colores, fuerzas como la gravedad, el magnetismo, atracción, repulsión, electricidad, radioactividad, campos energéticos, cuánticos, sonido, etc., y en si toda presencia y comportamiento presentes en el universo.
El estudio milenario del Feng Shui se ha basado en la comprensión de los patrones que rigen la energía o Chi y en sus interacciones, cambios, reacciones y ciclos que esta sigue. Para poder manipular la energía o Chi, el Feng Shui paso de ser un observador de la materia - es decir de describir formas y procesos- a analizar causas y efectos e interpretar los patrones o flujos de inteligencia que rigen lo existente.
Los patrones de inteligencia que rigen el universo dan un orden natural a todo lo existente, tanto en el aspecto interno o intrínseco de todo ente, como en su relación con todo lo demás. El hombre al intervenir un espacio por lo general altera el orden natural, es decir transgrede el equilibrio existente.
Nuestro mundo material moderno es la suma total de los impulsos, reacciones y experiencias físicas del ser humano. Sin embargo en un plano más profundo hay otras reacciones, otros impulsos de inteligencia que en si definen el orden natural. Para que exista el equilibrio, estas dos corrientes deben encontrarse en una sola fuente creativa. Y es a partir de esa fuente, desde donde encontraremos la armonía.
En el Feng Shui convergen estas dos corrientes creativas y analiza sus interacciones para brindarnos directrices para armonizar nuestro espacio con nuestro entorno, devolviéndole al espacio los vínculos esenciales con los ritmos de la naturaleza.
David Segura Hiway
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