Como hemos dicho en anteriores entregas, el Feng Shui equilibra parámetros estéticos, arquitectónicos y energéticos para crear ambientes sanos que estén en relación armónica y cooperativa tanto con nuestro cuerpo y alma como con nuestro entorno.
El Feng Shui crea esta relación armónica descifrando los códigos por los cuales la energía universal o Chi, se mueve y afecta a nuestras vida. El Chi es la primera energía de toda la creación y se halla presente en todas las cosas, en distintas formas y presencias.
El Chi da vida y unidad a todo ser. Separado de esta energía vital, el ser se destruye y muere. El Chi se extiende por todas direcciones, por las formas y por todos los ciclos de tiempo. Es el alma de todas las fuerzas: de la gravedad, atracción, repulsión, electricidad, radioactividad, campos energéticos, magnetismo, energía cuántica, etc. Por lo tanto, todo lo que existe en el Universo: materia y energía, es una expresión del Chi.
El Chi puede ser una sensación tangible o abstracta. Al ser la masa y la energía intercambiables entre sí, el Chi puede adoptar la forma de materia o de energía o de una combinación de ambas. Por lo tanto, el Chi puede ser visible, invisible o parcialmente ambas. En la actualidad, la física cuántica define este concepto como dualidad onda – partícula, según la cual las partículas pueden comportarse como ondas y viceversa, es decir no hay diferencias fundamentales entre partículas y ondas.
En el taoísmo nada es permanente. Esta filosofía habla del Wu Chi, el gran vacío del cual se genera el Chi, el cual luego se condensa o transforma en materia: seres y objetos, para después regresar nuevamente a su origen. Es decir seres y objetos se crean y destruyen a cada instante. Condensación y dispersión constante. Nada permanece, excepto el cambio.
Esta es la razón por lo que la antigua cultura china considero al Chi para representar la relación, el intercambio, la reposición, la corrección, la transformación y renovación mutua de todas las cosas en el universo, lo que nos permite recoger, intercambiar e integrar Chi entre nosotros y todas las cosas del universo, permitiendo el ajuste, el cambio.
Existen varios tipos de Chi, con grados de calidad y sutileza distintos en sí mismos. Pero todos son formas o manifestaciones de una misma entidad. La antigua sabiduría china clasificó todas las cosas de la Naturaleza en cinco tipos: Metal, Agua, Madera, Fuego y Tierra. De hecho, todas las cosas son una combinación de estos elementos primarios manifestados en un determinado periodo de tiempo. Estos elementos en su constante interacción siguen ciclos tanto constructivos como destructivos. Estas diferentes combinaciones tienen influencias diferentes, algunas son afortunadas y otras desafortunadas.
El Chi dota a las cosas de diferentes cualidades, tanto positivas como negativas. A la vez estas energías están en un constante estado de cambio, el cual es importante para el encuentro del equilibrio o armonía entre ellas. Cuando el Chi es equilibrado y fluye correctamente, genera bienestar a su vida. En cambio, cuando el Chi esta desequilibrado y estancado será perjudicial causando problemas a su bienestar.
Observaremos también que un tipo de Chi que es bueno para alguien, puede no serlo para otro. Así, ciertos lugares, orientaciones, formas concretas, colores, etc. que pueden ayudar a una determinada persona, a la vez pueden dificultar el desarrollo de otra.
Como vemos, el Chi es una manifestación natural, por lo tanto el Feng Shui nos da las pautas para vivir fluyendo con las fuerzas y los ciclos de la naturaleza. Si imitamos y traemos a nuestras vidas la perfección de la naturaleza, crearemos el bienestar y la prosperidad que deseamos.
El concepto de Chi o Qi es conocido por otras culturas con distintos nombres: Prana en la India, Pnuema en griego, Ank en Egipto, Ki en japonés, Ruach en hebreo, Mana en la Polinesia, Barraka en los países islámicos, etc., y todas estas palabras designan al Aliento Vital que sostiene al universo.
David Segura Hiway
Feng Shui Planet - Perú
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